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¿Es la luna realmente blanca? La sorprendente verdad sobre sus cambios de color

Para la mayoría de nosotros, la luna es de un tono familiar de blanco. Cada noche, miramos hacia arriba para ver su brillante resplandor, asumiendo que el blanco es su color verdadero.

¿Es la luna realmente blanca? La sorprendente verdad sobre sus cambios de color

Para la mayoría de nosotros, la luna es de un tono familiar de blanco. Cada noche, miramos hacia arriba para ver su brillante resplandor, asumiendo que el blanco es su color verdadero. Sin embargo, los estudios revelan una realidad diferente: el color real de la luna es principalmente gris, teñido por rocas volcánicas y composiciones minerales. Esta revelación plantea preguntas: si la luna no es realmente blanca, ¿por qué parece así para nosotros? Aquí, exploraremos qué hace que la luna aparezca en colores variados, desde rojo hasta naranja e incluso azul.

¿Cuál es el verdadero color de la luna?

Las imágenes tomadas desde el espacio y los análisis científicos sugieren que la superficie de la luna es predominantemente gris. Este color se debe a la presencia de rocas volcánicas y minerales como oxígeno, silicio y metales. Ocasionalmente, puedes notar matices de verde, un fenómeno raro causado por la presencia de olivino, un mineral encontrado en la corteza de la luna.

Cómo la atmósfera de la Tierra altera nuestra vista

El color que percibimos está muy influenciado por la atmósfera de la Tierra. Durante el día, la luz solar abruma la apariencia de la luna, haciéndola ver pálida o casi invisible contra el cielo. Por la noche, sin embargo, el contraste del cielo oscuro permite que la luna adopte tonos más cálidos, como amarillo o naranja, debido a la dispersión de la luz en la atmósfera.

Cuando la luna está baja en el horizonte, parece más vibrante. Esto se debe a que, a medida que la luz atraviesa la atmósfera, las longitudes de onda azules más cortas se dispersan, permitiendo que los tonos rojos y amarillos más cálidos se vuelvan más pronunciados. Este fenómeno explica por qué tanto la luna como el sol parecen más rojos durante el amanecer y el atardecer.

La luna en diferentes colores: ¿Qué significan?

El color de la luna puede variar, a menudo como resultado de las condiciones atmosféricas y su entorno. Esto es lo que causa las diferentes tonalidades que vemos:

Luna Roja Durante un eclipse lunar total, la luna adquiere un tono rojo llamativo. La sombra de la Tierra bloquea la mayor parte de la luz solar que llega a la luna, dejando solo las longitudes de onda rojas que se filtran a través de nuestra atmósfera y se reflejan en la superficie lunar. Este efecto, llamado dispersión de Rayleigh, permite que solo la luz roja predomine.

Luna Amarilla y Naranja Cuando la luna se encuentra baja en el cielo, a menudo aparece amarilla o naranja. Este efecto se debe a la atmósfera más densa, que dispersa las longitudes de onda de luz azul más cortas y permite que las longitudes de onda amarillas y naranjas más largas nos alcancen. El resultado es un brillo cálido y dorado que se observa cuando la luna sale o se pone.

Luna Azul Una «luna azul» es un evento raro, no por su momento, sino por su tonalidad. El polvo y el humo de eventos como erupciones volcánicas pueden dispersar la luz de manera diferente, haciendo que la luna a veces parezca azul. Este fenómeno no ocurre con frecuencia, lo que añade al atractivo de ver una verdadera luna azul.

Por qué la luna se ve blanca para nosotros

Aunque el color real de la luna es gris, una combinación del contraste con la luz del sol y la dispersión atmosférica hace que se vea blanca o incluso plateada. Durante el día, la luz solar diluye el color de la luna, haciéndola parecer pálida. El cielo nocturno permite que los diversos tonos de la luna emerjan, pero a simple vista, generalmente se fusionan en un brillo blanquecino, reforzando la percepción común de una luna blanca.

Un espectáculo celestial justo sobre nosotros

Los colores de la luna son una hermosa muestra de ciencia, física y efectos atmosféricos. Desde los tonos cálidos de una luna amarilla hasta la rara ocurrencia de una luna azul, cada color cuenta una historia de luz y distancia, mientras la luna permanece en su verdadero estado gris. Ya sea presenciando una luna roja ardiente durante un eclipse o maravillándonos con un brillo naranja en una noche clara, recordamos la fascinante interacción entre la Tierra y su vecino celestial más cercano.

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