En un contexto de creciente tensión en Oriente Medio, el grupo Hezbolá, con sede en el Líbano, lanzó recientemente un misil balístico contra una base de la agencia de inteligencia israelí Mossad cerca de Tel Aviv la madrugada del miércoles.
Según Hezbolá, disparó un misil balístico Qader 1 en represalia por una serie de asesinatos selectivos de sus comandantes y un reciente ataque con bomba que dejó decenas de muertos y miles de heridos.
El lanzamiento del misil marcó una notable escalada, ya que, según se informó, fue el primer proyectil del Líbano que llegó al centro de Israel. Además, Hezbolá había afirmado anteriormente haber atacado una instalación de inteligencia en un ataque aéreo diferente, pero esto no fue confirmado.
Sin embargo, el ejército israelí interceptó el misil, lo que hizo sonar las sirenas de ataque aéreo en todo el centro de Israel, pero no informó de víctimas ni daños. En respuesta, Israel atacó el lugar de lanzamiento en el sur del Líbano.
En una serie de ataques de represalia, Hezbolá lanzó alrededor de 150 cohetes, drones y misiles contra el norte de Israel, lo que provocó ataques aéreos israelíes que apuntaron a más de 1.600 sitios de Hezbolá, marcando uno de los períodos de conflicto más mortíferos desde la guerra de 2006.
El último ataque aéreo israelí mató a Ibrahim Kobeisi, un comandante clave de Hezbolá, desestabilizando aún más al grupo en medio de presiones militares en curso.
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una reunión de emergencia sobre la situación en el Líbano, ya que la reciente escalada ha desplazado a decenas de miles de personas en ambos lados, e Israel ha prometido garantizar la seguridad de sus ciudadanos en el norte, mientras que Hezbolá promete continuar con sus ataques con cohetes hasta que se logre un alto el fuego en Gaza.