Investigadores del Rush University Medical Center en Chicago han descubierto una conexión alarmante entre la contaminación lumínica nocturna y un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer. Este estudio innovador, recientemente publicado en Frontiers in Neuroscience, destaca cómo la exposición a la luz artificial durante la noche podría ser un factor ambiental contribuyente en el desarrollo del Alzheimer.
La enfermedad de Alzheimer, la forma más prevalente de demencia, lleva a un declive progresivo en la función cognitiva, caracterizado por pérdida de memoria y confusión. La enfermedad implica la formación de placas y ovillos cerebrales anormales, afectando a las neuronas críticas para el almacenamiento y procesamiento de la memoria.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55 millones de personas en todo el mundo sufren de demencia, siendo Alzheimer responsable de aproximadamente el 75% de estos casos. Solo en India, se estima que entre 3 y 9 millones de personas están afectadas, una cifra que se espera que aumente a medida que la población envejece.
El estudio, dirigido por los investigadores Robin Voigt, Bichun Ouyang y Ali Keshavarzian, añade una dimensión nueva a nuestra comprensión de los factores de riesgo del Alzheimer al identificar la contaminación lumínica como un contribuyente ambiental significativo. Usando datos satelitales sobre la contaminación lumínica en conjunto con informes de Medicare sobre la prevalencia del Alzheimer, el equipo descubrió que, aunque condiciones como la diabetes y la hipertensión tienen una correlación más fuerte con el Alzheimer, la contaminación lumínica también mostró una asociación notable. Este vínculo resultó ser más significativo que otros factores de riesgo comúnmente reconocidos como el abuso de alcohol, la enfermedad renal crónica y la insuficiencia cardíaca.
Particularmente preocupante es el hallazgo del estudio de que la contaminación lumínica tiene un efecto más pronunciado en el Alzheimer de inicio temprano, afectando a personas menores de 65 años. La Dra. Robin Voigt explicó a The Guardian que la luz nocturna interfiere con los ritmos circadianos naturales, llevando a una mala calidad del sueño. Esta alteración no solo aumenta la susceptibilidad al Alzheimer, sino que también agrava otros factores de riesgo como la obesidad, la diabetes y la depresión.
Con aproximadamente el 80% de la población mundial expuesta a la contaminación lumínica, el estudio subraya la necesidad de una mayor concienciación y cambios en las políticas. Aunque la iluminación nocturna artificial a menudo se considera beneficiosa para la seguridad, sus impactos negativos en la salud son cada vez más reconocidos. Esta investigación llama a una reevaluación de cómo gestionamos la contaminación lumínica para proteger la salud pública y abordar su posible papel en el aumento de la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer.
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